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Cicatrices



Me había lastimado muchas veces antes. Cortes, heridas, contusiones, golpes realmente fuertes, fisuras de todo tipo. Pero esta vez fue realmente distinto, era una fractura de verdad, pude sentir como literalmente mis huesos estallaban. En el momento supe que algo andaba mal, aunque lo intentara, no había forma de engañarme. Fluía tanta adrenalina por mi torrente sanguíneo, que podía ver la situación desde otra perspectiva. No había lugar para el miedo y mucho menos para la desesperación. Mi mente pedía a gritos enloquecer, dejarme ir y gritar sin parar. Pero estaba completamente seguro que seria el peor de los errores. Sin siquiera pensarlo empecé a concentrarme en mi interior, regular mi respiración, eso haría que baje mi ritmo cardiaco y evitara desesperar. De donde vino toda esa información, es probamente algo que nunca vaya a saber, simplemente sucedió. La mente actúa de formas extrañas cuando uno intenta alejar el dolor, especialmente cuando es tan fuerte.
Cuando sucedió, intente no creerlo, pero es difícil cuando escuchas el ruido de tus propios huesos al romperse. No solo lo escuchas con tus oídos, también con tu cuerpo. Mi primera reacción fue mover la pierna, ahí es cuando llega la confirmación; a pesar de esa esperanzadora duda, que sabes que es tan solo una ilusión. Una parte del hueso se movía en una dirección y otra en la contraria, pequeños fragmentos se dispersaron a los lados. La mente recibe una clara imagen y sin embargo el dolor todavía no se siente. El cerebro intenta desesperadamente bloquear la sobrecarga de sensaciones. Te priva de todos tus sentidos y estos se convierten en unos nuevos; o al menos eso es lo que me gusta creer. Cualquier lugar era mejor que estar atrapado en ese cuerpo dañado.
Entonces viene la morfina, ya nada tiene importancia, para ese entonces el cuerpo no puede bloquear más el dolor. Los de la ambulancia dicen cualquier mentira, me engañan, que no tenía nada. Dicen que no te pueden llevar al hospital, lo único que importaba era que el dolor desaparezca. Una vez drogado, realmente, viene una sensación de abandono. Nada importa y termino yendo al hospital por mis propios medios, o sea, que me llevan mis amigos.
Me atienden, hacen radiografías, viene el medico con las placas, las mira, amaga a hablarme, no termina ninguna palabra, sale del cuarto. Vuelve, me mira “flaco, te hiciste mierda en serio”.

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