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Solo un día más.


Mis pupilas se dilataban y se contraían constantemente. La luz me estaba matando. Cada destello se robaba un pedazo de mi alma. Finalmente no quedo nada. Mire a mi alrededor, estaba rodeado de rostros extraños. Todos encerrados dentro de las mismas cuatro paredes, corroídas por el moho y descascaradas por la humedad. El olor a orina era nauseabundo, decidí salir a tomar un poco de aire.
Al caminar dos calles me quede sin aliento, tenia los pulmones llenos de humo. El sol se estaba escondiendo y yo recién estaba amaneciendo. Cuatro monjas que pasaban se levantaron los hábitos, al caminar junto a mí, mostrándome sus entrepiernas desnudas y sin depilar. El olor a suciedad acumulada que emanaban me dieron nauseas, vomite, escupí y volví a vomitar. Eso es un pecado, no bañarse, monjas sucias. Intente levantarme, no pude. Un perro se comió mi vomito. El aire me despejo, me levante, empecé a caminar sin rumbo. Que día aburrido, quiero más.

El alcoholismo es sagrado.


J.C - ¿Cómo se siente estar sobrio?
M – ¿Queres saber la verdad? Es una mierda.
J.C - ¿Por qué?
M – por que la verdad es que la gente me aburre. Estar borracho es lo único que los hace más o menos soportables.
J.C – a ver, contame un poco mas sobre eso…
M – la verdad que no hay mucho más que decir al respecto. ¿Por qué te aburre una película, un libro o lo que carajo sea? Simplemente aburre…bueno, a mi me aburre la gente.
J.C – osea…que ¿necesitas de alcohol para interactuar con otras personas?
M – veo que no sabes escuchar, en ningún momento dije eso.
J.C – o sea que evadís responder.
M – no evado una mierda, me aburrís, chau.