CLICK HERE FOR BLOGGER TEMPLATES AND MYSPACE LAYOUTS »

Yo quería ser un borracho de la vieja escuela.


- Te volviste un amargado. – dijo María, sin levantar la mirada de la revista que tenia entre las manos.

Franco la miro detenidamente, sus ojos estaban llenos de odio. Ella no lo noto o aparentó no hacerlo. Apagó su cigarrillo, se dirigió a la cocina, se sirvió una copa de vino y volvió a su asiento.

- Gracias por pensar en mí. – pronuncio ella entre dientes, mientras apenas asomaba la mirada sobres las hojas de la revista.

Él ignoró el comentario. Sacó un calmante se su bolsillo, lo tomo con su primer sorbo. Sus facciones cambiaron repentinamente, su rostro palideció. Se puso de pie con mucho esfuerzo y avanzo lo mas rápido que pudo hacia el cuarto de baño. Ella lo escucho vomitar, tiro la cadena, se abrió el agua del lavamanos y se oyó que se enjuagaba la boca con agua. Lo vio volver a la habitación, agarro su copa de vino y se fue nuevamente a la cocina. Pocos segundos después volvió con un vaso con agua.

- Creo que me arruiné el hígado. – dijo mientras se sentaba nuevamente.

- No me extraña, si venís tomando como un animal. – respondió en un tono desinteresado, sin despegar la mirada de su revista.

- Me alegra que te preocupes por mi… - franco se detuvo, saco nuevamente un calmante y lo trago con un sorbo de agua.

- Si vos te queres matar es cosa tuya, yo ya me canse de preocuparme.

- ¿Quién te dijo que yo me quiero matar?

- Por la manera en la que tomas, cualquiera diría lo mismo.

- No entendes nada… - dijo él, casi susurrando.

- ¡Idiota! – grito ella mientras golpeaba una pequeña mesa ratona que se interponía entre ellos dos, con la revista doblada. - ¡Sos vos el que no entiende nada!, ¡siempre con tu maldita bebida!, ¡Vos y tu puta bebida!

- Sufro de dolor, no se si te diste cuenta…no tenes idea lo que es vivir con un dolor constante… - le respondió en un tono lento y monótono, mientras levantaba la mirada apuntando al techo.

- Ya se que tenes dolor, desde el accidente que no hablas de otra cosa. Vos, tu dolor, tus calmantes y tu puta bebida. Ya me tenes cansada, siempre con lo mismo. ¿No te aburre hablar siempre de lo mismo? – dijo ella con aquel tono de voz que él tanto detestaba.

- Aparentemente no… - hizo una pausa, encendió un cigarrillo. – Vos por que la sacaste barata, saliste volando por el parabrisas. Pero fui yo el que se quedo atrapado adentro durante horas, con el motor aplastándole las piernas.
- Vos, vos, vos y vos. ¿Y yo que? Yo también salí lastimada, ¿o no te acordas?

- Claro que me acuerdo. Desde entonces que según vos yo soy un amargado y para mí, vos te volviste una perra fría.

- Prefiero ser una perra fría que un borracho adicto a los calmantes.

- Disculpame por no ser masoquista como vos. Pero a mi el dolor no es algo que me de placer.

- ¿Ironico, no?

- ¿Qué cosa?

- Que me llames a mi masoquista, cuando sos vos el que se mata de a poco.

- Yo no me mato de a poco, lo único que hago es evitar el dolor, es todo lo que me importa.

- Eso lo se muy bien, ya que yo te deje de importar por completo. Siempre hablas de vos, de tus piernas, tu dolor, tus calmantes ¡Y tu puta bebida!

- Disculpame, debería ser menos egoísta, ya lo se. ¡Tal vez debería putear por tu dolor, para variar un poco! ¿No te parece?

Maria se puso de pie y desaprecio en la cocina. Después de unos minutos volvió con dos copas de vino ya servidas. Se sentó en su asiento del otro lado de la mesa ratona y apoyo las dos copas sobre esta.

- Ah, perdoname, me olvide que no podes tomar.

Se volvió a parar, agarro una de las copas de vino y se la arrojo a franco. Su mala puntería hizo que la copa pasara a más de medio metro de su cara y se estrellara al final de la habitación.

- Ese es un buen vino, no deberías desperdiciarlo así.

- Idiota… - murmuro ella mientras volvía a tomar asiento.

- Tal vez se me pase, si le doy un poco de descanso a mi hígado.

- ¿No pensaste en ir al medico? – dijo ella volviendo a su tono desinteresado que franco tanto odiaba.

- ¿Para que?

- ¿Cómo para que? Por que no te sentís bien.

- Los médicos no me gustan, me traen malos recuerdos.

- A nadie le gustan los médicos.

- Pero a mi menos que a los demás. Ya me lo puedo imaginar. Ellos, con su típica sonrisa falsa y su maldita mirada que dice “todo esta bien, pero en verdad te quiero sacar hasta el ultimo billete. Y si no encuentro nada, te saco el apéndice para comprarme un auto nuevo”. Los detesto.

- No todos son así, todavía queda gente honrada en este mundo.

- Esos son los peores. “hola, que le pasa cuénteme”, “bueno doctor, vera…, lo que pasa es que creo que me arruine el hígado”, “¿y por que piensa eso?”, “bueno vera doctor, mi cuerpo no me tolera mas el alcohol, si tomo un sorbo lo termino vomitando”, “¿usted toma mucho?, “bastante”, “¿Cuánto es bastante?”, “lo suficiente como para considerarme un borracho de la vieja escuela”, “bueno, le dejo anotado acá unos estudios, hágaselos y después hablamos”. Esos son los que siempre te hacen sentir como una basura y después de eso, te operan para comprarse un auto nuevo.

- Sos un idiota… - dijo ella mientras terminaba su copa de vino.

3 Dementes dijeron:

Anónimo dijo...

Franco necesita un anestecia a esta puta vida. y me paree bien.
Igual esto me hace pensar en otras personas que viven aquejadas por el dolor, eso no es vida man, no es vida.

Ahora... estar ebrio :P esa es otra historia. jajaja.

Saludos!

Pentotal sódico dijo...

No se que es mas difícil. Vivir con dolor o vivir sin alcohol jajajajjaa
Saludos, gracias por pasar y leerme.

Anónimo dijo...

muy bueno el cuento.... me hiso acordar a un amigo que tengo, capas que lo conoses...? meteorologic-man
es un super heroe, pero no tiene mucho de super ...bahh... de heroe tampoco
jajaja!!!
un abrazo